Pajaritos

pajaritos

29/08/2025

Me gustan los pájaros

Me gustan mucho los pájaros. Empezaron a llamarme la atención de niña, cuando encerramos a un canario en casa y tuve la oportunidad de observarlo de cerca. Me dedicaba a aterrorizar al pobre animal con la excusa de poder sostenerlo. Recuerdo perfectamente lo rápido que le latía el corazoncillo entre mis manos mientras yo pensaba “Limón se tiene que acostumbrar a esto”.

La verdad es que un poco sí me parecía al malo de Toy Story. Por fortuna los niños crecemos y dejamos de ser crueles porque sí.

Durante la adolescencia tuve una obsesión con poder volar y con la biología que finalmente derivó en mi fijación actual. Me sigue costando asumir que no voy a volar.

Pero en fin, los pájaros. ¿Cómo pueden molar tanto estos pequeños dinosaurios? ¿Es porque vuelan? Joder, la verdad es que eso es una gran parte de su atractivo. Fijarte en cómo una paloma gris cruza una gran avenida en menos de treinta segundos y no sentir envidia es de tener una imaginación atrofiada. Observar las siluetas negras de los vencejos un atarceder estival mientras realizan quiebros locos en el aire y no querer imitarlos es haber perdido todo sentido de aventura.

Y sin embargo los cabrones no se contentan con eso. Fardan de sus plumas fastuosas, brillantes, mates, coloridas y oscuras. Se erizan y abren sus alas para estirarse, pero estoy convencida de que ese acto se parece a las fotos en Instagram, hechas para ser admiradas por el resto. En ocasiones veo urracas vestida de blanco y negro que parecen alzar el vuelo al sol únicamente para mostrar su iridiscencia al mundo. Me parece mal. Yo quiero ser como ese bicho. Se me ha concedido un buen culo, pero yo quiero alas y un esmoquin iridiscente como una urraca.

Uno podría pensar que ya que son bonitos y además pueden volar, deberían ser animales un poco tontos, para compensar. La realidad es diferente, porque el mundo y la naturaleza no dejan de sorprendernos. Desde pajarillos que constuyen estructuras complejísimas, hasta córvidos capaces de usar herramientas pasando por crueles alcaudones que utilizan zarzales para almacenar sus presas ensartadas. El mundo aviario es amplio y no falto de recursos.

Así pues me gustan los pájaros. Me fascinan, los contemplo, me sorprenden, les tengo envidia. No sé si en algún momento esta admiración pasará aunque lleva años conmigo y empieza a formar parte de mí, de quién soy. No sé si puede resultar estúpido que parte de mi identidad consista en que me gusten los pájaros, pero me hace feliz y espero poder transmitir esta felicidad.